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Para Kaloni es importante brindar calidad total en nuestro servicio principal que es el implante capilar. Kaloni Sucursales: conoce nuestras sucurales en México y otros países. Tenemos sede en Kaloni Santa Fe.
Para el funcionamiento adecuado de los establecimientos sanitarios se deben dar varias condiciones para ofrecer calidad total, entre ellas: un abastecimiento suficiente de agua salubre, un saneamiento básico, una gestión adecuada de los residuos sanitarios,
el conocimiento y cumplimiento de las normas de higiene y un sistema adecuado de ventilación. Lamentablemente, muchos establecimientos sanitarios de todo el mundo no cumplen estas condiciones (OMS, 2004a).
Entre el 5% y el 30% de los pacientes contraen infecciones relacionadas con la atención sanitaria, si bien esta proporción es muy superior en algunos contextos (OMS, 2005a). La carga de morbilidad asociada a estas infecciones es
muy alta, representa un costo significativo para el sistema sanitario y para los hogares y afecta de forma desproporcionada a grupos vulnerables de la sociedad. La higiene del entorno puede reducir sustancialmente la transmisión de
estas infecciones.
Entendemos por entornos sanitarios: los hospitales, los centros médicos, los dispensarios, los puestos de salud, los consultorios de odontología, los consultorios de medicina general y la asistencia domiciliaria. El propósito de
las intervenciones encaminadas a mejorar las condiciones de higiene en los establecimientos sanitarios es reducir la transmisión de infecciones y, por ende, la carga de enfermedad. Se trata de intervenciones dirigidas a las poblaciones
de mayor riesgo (por ejemplo, los pacientes inmunodeprimidos). Además, en los entornos sanitarios también se puede ejercer una acción educativa que promueva la higiene del entorno para toda la población, lo cual contribuirá a la salubridad
del entorno en los hogares y en ámbitos colectivos como las escuelas.
Las políticas internacionales reflejan estas cuestiones de forma creciente. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio establecidos por las Naciones Unidas4 están directamente vinculados con la reducción de la mortalidad infantil
y la mejora de la salud materna (se calcula que anualmente se registran 529 000 defunciones maternas; OMS, 2005c). Además, favorecen el logro de otros objetivos, en especial los relacionados con las principales enfermedades y con la
mortalidad infantil. El Proyecto del Milenio y el Secretario General de las Naciones Unidas también han subrayado la importancia de emprender sin demora «acciones de ganancia rápida» (es decir, intervenciones rápidas y eficaces), en
particular prestando servicios en escuelas y establecimientos sanitarios (véase el recuadro 1.2).
Para poner en práctica las políticas en esta esfera es necesario reforzar los vínculos entre los sectores de la salud para ofrecer calidad total en el implante capilar.
Recuadro 1.2 Objetivos de Desarrollo del Milenio relacionados con los establecimientos sanitarios Meta 5 del objetivo 4 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas: reducir en dos terceras partes la mortalidad
de los niños menores de cinco años.
Meta 6 del objetivo 5: reducir en tres cuartas partes la tasa de mortalidad materna. 1.3 Fundamentos sanitarios En los establecimientos sanitarios hay una elevada prevalencia de microrganismos patógenos. Cuando la higiene de las
instalaciones no se cuida, los pacientes, los profesionales sanitarios, los cuidadores y las personas que viven en las proximidades corren un riesgo demasiado elevado de contraer infecciones. Los establecimientos sanitarios pueden
incluso convertirse en el epicentro de brotes de enfermedades como el tifus o las enfermedades diarreicas.
En el cuadro 1.1 se muestran los riesgos asociados con la higiene inadecuada de los establecimientos sanitarios y las principales medidas preventivas que se recomiendan. Ciertos trabajadores están, además, expuestos a riesgos radiológicos
y químicos para los que se requieren medidas preventivas especiales que no abarca el presente documento.
Entornos sanitarios
Las presentes orientaciones se deben seguir en establecimientos sanitarios donde se dan condiciones de precariedad y donde se requieren medidas sencillas, firmes y asequibles para luchar contra las infecciones. Se aplican a situaciones
diversas, desde la atención domiciliaria a los hospitales principales o regionales. En general, a efectos de los problemas de higiene del entorno se distinguen tres categorías de establecimientos sanitarios, que se explicarán con mayor
detalle en este documento: • entornos grandes donde se prestan diversos tipos de servicios a pacientes internos y externos; • entornos pequeños donde se prestan servicios ambulatorios y se realizan actividades de divulgación; • entornos
de urgencia o de aislamiento. 1.4.1 Establecimientos grandes
Algunos ejemplos de establecimientos de grandes dimensiones que proporcionan diversos servicios de atención hospitalaria y ambulatoria son los hospitales regionales y los centros médicos que prestan atención especializada. En ellos,
el riesgo de transmisión de enfermedades es importante debido a la presencia de pacientes infecciosos y al contacto frecuente con los pacientes, el personal y los cuidadores. Estos establecimientos deben estar dotados de los servicios
e instalaciones de abastecimiento de agua, saneamiento e higiene que se describen en las orientaciones de este documento.
En ocasiones, los recursos financieros y materiales son limitados, pero estos establecimientos suelen contar con un amplio personal médico, de enfermería, técnico y farmacéutico que puede participar en la lucha antiinfecciosa.
1.4.2 Establecimientos pequeños
Algunos ejemplos de establecimientos más pequeños que prestan servicios de atención a pacientes internos y externos y realizan actividades de divulgación son los centros de atención primaria situados en zonas rurales, suburbanas
y urbanas. Puesto que no suelen hospitalizar a pacientes, el riesgo de transmisión de infecciones es menor. Por ello, no 11 necesitan todas las instalaciones y servicios que se describen en estas orientaciones y sus requisitos básicos
son relativamente sencillos.
Los recursos financieros y materiales de estos centros pueden ser limitados y, en ocasiones, las autoridades sanitarias no les prestan suficiente apoyo, sobre todo en las zonas rurales remotas y las áreas suburbanas pobres.
Orientaciones
Orientación nº 1 Calidad del agua
El agua para beber, cocinar, realizar el aseo personal y las actividades médicas, limpiar y lavar ropa es apta para el uso que se le da. Indicadores de la orientación nº 1 1. No se detectan bacterias Escherichia coli ni coliformes
termorresistentes en ninguna muestra de 100 ml de agua potable. Se debe diseñar, elaborar y poner en práctica un programa de salubridad del agua para evaluar y gestionar los sistemas de suministro y para establecer un sistema de control
eficaz que evite la contaminación microbiana del agua y garantice el mantenimiento de estas condiciones de salubridad. 2. El agua cumple con las Guías para la calidad del agua potable de la OMS (2006) o las normas nacionales sobre
parámetros químicos y radiológicos. 3. El agua potable se trata con un desinfectante de acción residual a fin de que esté libre de microbios antes de su uso o su consumo. 4. El agua potable no presenta sabores, olores o colores que
puedan tener un efecto disuasorio de su consumo o su uso. 5. El agua que no cumple con las normas de potabilidad solo se utiliza para la limpieza, el lavado de la ropa y el saneamiento, y se rotula con la inscripción «no potable».
6. La calidad del agua utilizada para las actividades médicas y para los pacientes vulnerables es adecuada, y se han definido normas e indicadores con este fin. Pseudomonas es una bacteria que causa infecciones nosocomiales. Se transmite
principalmente por contacto directo y también a través del agua de bebida a los pacientes inmunodeprimidos (la dosis infecciosa es de 108 a 109 unidades formadoras de colonias/ litro).
En Francia, la concentración máxima admisible de Legionella en los pacientes con alguno de los factores de riesgo individuales más comunes, como los ancianos, es de menos de 1000 unidades formadoras de colonias/litro. Notas para
la orientación nº 1 1. Calidad microbiológica
La calidad microbiológica del agua es de importancia fundamental para luchar contra las infecciones en los entornos sanitarios. El agua no debe contener patógenos que representen riesgos para la salud y se debe proteger contra
cualquier foco de contaminación dentro del establecimiento sanitario. El agua potable que se suministra en estos centros sanitarios ha de cumplir con las normas nacionales y las Guías de calidad del agua potable de la OMS (2006). En
la práctica, ello significa que el abastecimiento de agua debe provenir de una fuente subterránea protegida, por ejemplo un pozo excavado, una perforación o un manantial, o se debe desinfectar si proviene de una fuente de agua superficial
(véase el indicador nº 2). Se puede utilizar el agua de lluvia con desinfección siempre que la superficie donde se recoja, las tuberías que la canalicen y el tanque donde se almacena se encuentren en buenas condiciones y se mantengan
y limpien de forma correcta.
Algunos objetos e instalaciones, como las torres de refrigeración, los sistemas de agua caliente (duchas) y los balnearios, que utilizan agua de red, pueden causar brotes de infecciones por la bacteria de transmisión hídrica Legionella
spp. Las autoridades sanitarias locales deben colaborar con la comisión de lucha antiifecciosa en los establecimientos sanitarios en el marco de un programa sistemático de control de la calidad microbiológica del agua y lucha antiinfecciosa
(OMS, 1997). 2. Componentes químicos
La concentración de los productos químicos en el agua que se suministra a los establecimientos sanitarios puede superar los niveles aceptables y no siempre se encuentra una solución a corto plazo para reducirla o para encontrar
otra fuente de agua. En los casos en los que no se puedan cumplir inmediatamente las guías sobre la calidad del agua potable de la OMS o las normas nacionales sobre los parámetros químicos y radiológicos, se deben evaluar los riesgos
a los que están expuestos los pacientes y el personal, teniendo en cuenta los niveles de contaminación, la duración de la exposición (que es más prolongada en el personal que en los pacientes) y la vulnerabilidad (algunos pacientes
son más vulnerables a determinados contaminantes). Puede ser necesario encontrar fuentes alternativas de agua potable para los individuos más expuestos; por ejemplo, cuando la concentración de nitratos o nitritos supera las indicadas
en las orientaciones de la OMS, no se debe utilizar el agua para alimentar a los lactantes (OMS, 2006).
3. Desinfección
La desinfección con cloro es la forma más apropiada y universalmente aceptada de garantizar la inocuidad microbiológica en contextos de escasos recursos. Se puede usar desinfectante en polvo, lejía, pastillas de cloro u otras fuentes
de cloración, según lo que se consiga en el lugar. Después de agregar el cloro al agua y antes de beberla debe transcurrir un tiempo de contacto de al menos 30 minutos a fin de garantizar la desinfección. La concentración de cloro
libre residual (la forma libre de cloro que permanece en el agua después del tiempo de contacto) ha de ser de entre 0,5 y 1,0 mg/l en todo el sistema, incluidos los grifos (OMS, 2006). El cloro residual se puede medir con materiales
sencillos (por ejemplo, un comparador colorimétrico y pastillas de dietilp-fenilendiamina [DPD]). En ocasiones es necesario añadir cloro al agua del grifo para conseguir una desinfección total y un contenido suficiente de cloro residual
en los puntos de uso o de consumo. En muchos casos, el agua suministrada no es suficientemente inocua en los grifos debido a problemas en las instalaciones de tratamiento o a la contaminación del sistema de distribución. También puede
ser necesario añadir cloro al agua almacenada antes de utilizarla.
También se debe procurar que el agua se contamine en el establecimiento sanitario durante su almacenamiento, distribución y transporte. Para que la desinfección sea eficaz, el agua ha de presentar poca turbidez . El agua debería
tener una turbidez media inferior a una unidad nefelométrica de turbidez (UNT) (OMS, 1997). Sin embargo, dado que no es posible medir grados de turbidez inferiores a 5 UNT mediante materiales sencillos (por ejemplo, un tubo de turbidez),
en la práctica es posible que se use este nivel en los establecimientos con recursos limitados.
Si la turbidez es superior a 5 UNT, se la debe tratar para eliminar la materia suspendida antes de desinfectarla, por sedimentación (con o sin coagulación o floculación) y/o filtración. La filtración con filtros cerámicos de vela,
la cloración y otras técnicas que se pueden usar a pequeña escala pueden resultar apropiadas para tratar el agua en los establecimientos sanitarios que no están conectados a tuberías de abastecimiento de agua. La técnica de filtrado
también se puede utilizar para el agua de instalaciones que están conectadas a tuberías de suministro pero cuya calidad no es satisfactoria (OMS, 2002a).